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Trombosis

octubre 1, 2021by Eiler F Bustamante0

Trombosis

La trombosis, una de las enfermedades silenciosas, es una afección a menudo evitable que tiene una alta incidencia. Se trata de una patología subyacente, es decir, que es la que luego deriva en otras complicaciones de salud. Es por eso que es una de las principales causas de muerte y discapacidad a nivel mundial.

¿Cuáles son los síntomas del tromboembolismo venoso?

Existen síntomas locales, principalmente el dolor localizado en el trayecto venoso de la pierna, que aumenta con la flexión dorsal del pie; el edema de la extremidad que es blando y progresa desde la raíz del miembro afecto, en el que existe sensación de pesadez y un cierto grado de impotencia funcional, y aumento del calor local en la extremidad.

En ocasiones existen síntomas generales, como fiebre, aumento de la frecuencia cardiaca y síntomas respiratorios, como tos, disnea y ocasionalmente hemoptisis como manifestaciones de una embolia pulmonar.

Los síntomas más habituales de la trombosis venosa profunda son:

Dolor de la extremidad afectada.

Edema.

Sensación de pesadez.

Aumento de calor local en la extremidad.

Causas de la trombosis

Las causas de la trombosis se conocen como la triada de Virchow y consisten en una disminución de la velocidad de la corriente sanguínea provocado por ejemplo por una férula, una deshidratación importante o cuando estamos en reposo. Por otra parte pueden surgir ciertas lesiones en la pared vascular a causa de una cirugía, una herida o una inflamación. Finalmente, la causa puede ser un incremento de la tendencia a la coagulación sanguínea que se puede dar por ejemplo cuando aumenta la concentración de agentes de coagulación y la disolución de los coágulos debido a ciertos fármacos.

Tratamiento

Fármacos anticoagulantes

Fármacos que disuelven los coágulos (trombolíticos)

El objetivo principal del tratamiento de la trombosis venosa profunda es la prevención de una embolia pulmonar. Al principio puede ser necesaria la hospitalización, pero gracias a los avances en el tratamiento, en la mayoría de los casos este puede llevarse a cabo en el domicilio particular. No es necesario reposar en cama, pero alivia los síntomas. Se puede realizar tanta actividad física como se desee. La actividad física no aumenta el riesgo de que un coágulo de sangre se desprenda y cause una embolia pulmonar.

El tratamiento suele consistir en

Fármacos anticoagulantes (lo más habitual)

Fármacos que disuelven los coágulos (trombolíticos)

En raras ocasiones, un filtro para bloquear los coágulos (paraguas)

Prevención

Es preferible y más seguro prevenir la trombosis venosa profunda que tratarla, particularmente en pacientes de alto riesgo. Se utilizan las siguientes modalidades (para un análisis más completo, véase Prevención de la trombosis venosa profunda ).

Evitar la inmovilidad

Anticoagulación (p. ej., heparina de bajo peso molecular, fondaparinux, warfarina en dosis ajustadas, anticoagulante oral directo)

Compresión neumática intermitente

Los filtros en la vena cava inferior no previenen la trombosis venosa profunda, pero a veces se colocan en un intento por prevenir la embolia pulmonar. Un filtro en la vena cava inferior puede ayudar a prevenir la embolia pulmonar en pacientes con trombosis venosa profunda del miembro inferior que tienen contraindicaciones para recibir terapia anticoagulante o en pacientes con trombosis venosa profunda (o embolias) recidivantes a pesar de la anticoagulación adecuada. Los filtros en la VCI a veces se usan en situaciones en las cuales no se ha comprobado su eficacia, como por ejemplo para la prevención primaria de la embolia pulmonar en pacientes después de ciertos tipos de cirugía o en pacientes con múltiples lesiones graves.

Complicaciones de la trombosis venosa profunda

La complicación más grave de la TVP ocurre cuando una parte del coágulo se desprende y viaja por el torrente sanguíneo hasta los pulmones, causando un bloqueo llamado embolia pulmonar (EP). Si el coágulo es pequeño, con un tratamiento adecuado la persona se puede recuperar de una EP. Sin embargo, puede dejar secuelas en los pulmones. Si el coágulo es grande, puede impedir que la sangre llegue a los pulmones y es mortal.

Además, cerca de una tercera parte de las personas con TVP presentarán complicaciones a largo plazo a causa del daño que ocasiona el coágulo en las válvulas de la vena, lo que se conoce como síndrome postrombótico (SPT). Las personas con síndrome postrombótico tienen síntomas como inflamación, dolor, decoloración y, en los casos graves, descamación o úlceras en la parte del cuerpo afectada. En algunos casos, los síntomas pueden ser muy graves y ocasionar discapacidad en la persona.

La TVP y la EP pueden convertirse en una enfermedad crónica para algunas personas.

Consejos para evitar una trombosis

1.Intenta no permanecer inmóvil largos periodos de tiempo.
Tras una cirugía o un reposo largo en cama, trata de levantarte y ponerte en marcha cuanto antes, pues la inmovilización aumenta el riesgo de trombosis venosa profunda. De hecho, cuando viajes, muévete cada cierto tiempo. Si vas en coche, intenta realizar descansos cada una o dos horas y camina un poco. Si viajas en avión o tren, procura levantarte de vez en cuando y camina por el pasillo. Si te desplazas en otros medios de transporte donde levantarse no es posible, ejercita los músculos de la parte inferior de tus piernas: sube y baja los talones sin despegar los pies del suelo y luego levanta los dedos de los pies manteniendo los talones sobre este.

  1. Procura dormir con las piernas en posición ligeramente elevadas.
    Para ello, puedes elevar las patas o la parte trasera de la cama, al menos unos 15 cm para acelerar la circulación de retorno.
  2. Cuida tu peso.
    El sobrepeso y la obesidad aumentan la presión en las venas de la pelvis y de las piernas, por lo que es muy importante evitarlo. Para ello, cuida tu alimentación y realiza ejercicio físico de manera regular.
  3. Bebe agua en la cantidad adecuada para ti.
    Una hidratación deficiente aumenta la viscosidad sanguínea y, por tanto, el riesgo de que se forme un coágulo.
  4. Mantente activo.
    Practicar ejercicio de manera regular estimula la circulación, lo que reduce el riesgo de que se formen coágulos. Sobre todo, haz lo posible por llevar a cabo ejercicios en los que se contraiga la musculatura de las piernas. Estos son especialmente importantes para las personas que permanecen sentadas durante largos periodos de tiempo o viajan a menudo.

 

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