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Lupus

El lupus es una enfermedad que se presenta cuando el sistema inmunitario del cuerpo ataca tus propios tejidos y órganos (enfermedad autoinmunitaria). La inflamación que causa el lupus puede afectar distintos sistemas y órganos del cuerpo, incluso las articulaciones, la piel, los riñones, las células sanguíneas, el cerebro, el corazón y los pulmones.

El lupus puede ser difícil de diagnosticar porque sus signos y síntomas generalmente son similares a los de otras enfermedades. El signo más distintivo del lupus es una erupción cutánea en el rostro que se asemeja a las alas abiertas de una mariposa en ambas mejillas y se presenta en muchos casos de lupus, pero no en todos.

Algunas personas nacen con una tendencia a padecer lupus, la cual puede desencadenarse por infecciones, ciertos medicamentos o incluso la luz del sol. Si bien no existe una cura para el lupus, los tratamientos pueden ayudar a controlar los síntomas.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas del lupus pueden variar mucho de un enfermo a otro y, habitualmente, no se presentan todos ellos a la vez, sino cuatro o cinco de ellos. Entre los más comunes, se hallan:

Artritis: dolor e inflamación de las articulaciones, sobre todo en los dedos de las manos, las muñecas, los codos, las rodillas y los pies.

Dolores musculares en brazos y piernas.

Debilidad y cansancio extremo y persistente.

Fiebre sin causa aparente.

Erupciones de color rojizo en las mejillas y en la nariz: esta lesión es conocida como «eritema en alas de mariposa”.

Cambios en el color de la piel en la cara y en áreas expuestas al sol, así como otras lesiones escamosas en forma de disco en cara, cuello, orejas, cuero cabelludo y pecho.

Mala circulación de la sangre.

Pérdida de cabello (alopecia).

Úlceras en la nariz o en la boca.

Anemia.

Dolores de cabeza.

Dolor en el pecho al respirar profundamente.

Problemas de riñón.

Sensibilidad al sol.

Inflamación de las glándulas.

Depresión.

¿Cómo se diagnostica el lupus?

Es difícil diagnosticar el lupus por la vaguedad de los síntomas que cada persona puede tener. No hay un solo prueba que puede diagnosticar el lupus. Para confirmar el diagnóstico el médico suele basarse en la historia clínica, en los síntomas que el paciente expresa, y en un examen médico que puede incluir lo siguiente:

Análisis de sangre (para detectar ciertos anticuerpos que aparecen en la mayoría de las personas que padecen lupus).

Análisis de sangre y de orina (para evaluar la función renal)

Examen del complemento (para medir el nivel del complemento, un grupo de proteínas de la sangre que contribuyen a la destrucción de las sustancias extrañas al cuerpo, los niveles bajos de complemento en la sangre suelen asociarse con el lupus)

Radiografías. Examen de diagnóstico que usa rayos de energía electromagnética invisible para obtener imágenes de tejidos internos, huesos y órganos en una placa.

Velocidad de sedimentación globular (o ESR).  Medición de la rapidez con la que los glóbulos rojos caen hacia el fondo de un tubo de ensayo. Cuando hay hinchazón e inflamación, las proteínas de la sangre se aglutinan y pesan más de lo normal. Por eso caen y se depositan más rápido en el fondo del tubo de ensayo durante la medición. Generalmente, cuanto más rápido caen las células sanguíneas, más grave es la inflamación.

Proteína C reactiva (CRP, por su sigla en inglés). Proteína que aumenta cuando hay una inflamación en el organismo. Aunque la velocidad de sedimentación globular (ESR) y la CRP reflejen grados de inflamación similares, algunas veces una estará elevada cuando la otra no lo esté. Esta prueba puede repetirse para controlar su respuesta a los medicamentos.

¿Qué puedo hacer para mejorarme?

El tratamiento del enfermo con LES es complejo por ser una enfermedad todavía de causa desconocida y de manifestaciones clínicas múltiples. Es una enfermedad sin tratamiento específico. La complejidad del LES hace difícil establecer unas pautas únicas de tratamiento o de protocolizar el tratamiento de esta enfermedad. No obstante, podemos decir que el pronóstico del LES ha cambiado favorablemente en los últimos años, ya que, en general, se diagnostica y se trata mejor.

Actualmente, no existe ningún tratamiento etiológico del LES ni puede establecerse una guía terapéutica uniforme, por ser el LES una entidad de curso variable, con manifestaciones clínicas cuya gravedad depende del órgano afectado y de la intensidad de tal afección y, al mismo tiempo, porque los diversos fármacos empleados no están exentos de efectos secundarios. Además, existe un porcentaje de pacientes que presentan remisiones clínicas espontáneas y otros cuya enfermedad muestra un curso tan benigno que apenas requiere tratamiento.

Tratamiento del lupus

El tipo de tratamiento que reciba un paciente suele depender de la gravedad del lupus y de qué sistemas corporales estén afectados por esta enfermedad. Casi todas las personas con LES toman algún tipo de medicamento que ayuda a controlarlo. Los pacientes que presentan dolor articular, suelen tomar paracetamol (que se vende bajo la marca comercial de Tylenol) o ibuprofeno (que se vende bajo marcas comerciales como Advil o Motrin), para aliviarse el dolor.

Otros pacientes toman medicamentos contra la malaria (que se elaboraron para prevenir y tratar esta enfermedad pero que se ha constatado que también ayudan a tratar el lupus). Estos medicamentos suelen ayudar a tratar las erupciones cutáneas y el dolor articular.

Algunos reumatólogos recetan esteroides antiinflamatorios, unos medicamentos que ayudan a luchar contra la fatiga y la fiebre que presentan muchas personas con LES. A aquellas personas cuyo lupus repercuta en importantes órganos corporales, es posible que también les administren otros fármacos inmunodepresores. Estos medicamentos impiden que el sistema inmunitario siga fabricando auto-anticuerpos, que atacan a células sanas del propio cuerpo. De todos modos, se trata de unos medicamentos muy fuertes, que pueden tener importantes efectos secundarios. Por lo tanto, solo se utilizarán cuando sea realmente necesario.

 

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