Sacroilitis
La Sacroilitis es la inflamación de una o ambas articulaciones sacroilíacas. Estas dos articulaciones están ubicadas donde el sacro (la última sección triangular de la columna vertebral) se articula con el ilion (una parte de la pelvis).
Síntomas
El dolor relacionado con la sacroilitis ocurre con mayor frecuencia en los glúteos y en la parte inferior de la espalda. También puede afectar las piernas, la ingle e incluso los pies. La sacroilitis se puede intensificar por lo siguiente:
Estar de pie mucho tiempo
Soportar más peso en una pierna que en la otra
Subir escaleras
Correr
Dar pasos largos
Causas
Las causas de la disfunción de articulaciones sacroilíacas son:
Lesión traumática. Un impacto repentino, como un accidente automovilístico o una caída, puede dañar las articulaciones sacroilíacas.
Artritis. La artritis por desgaste natural (osteoartritis) puede ocurrir en las articulaciones sacroilíacas, como la espondiloartritis anquilosante —tipo de artritis inflamatoria que afecta la columna vertebral—.
Embarazo. Las articulaciones sacroilíacas deben aflojarse y estirarse para acomodarse para al parto. El peso adicional y la marcha alterada durante el embarazo pueden ejercer más presión en esas articulaciones y causar un desgaste anormal.
Infección. En casos excepcionales, la articulación sacroilíaca puede infectarse.
¿Cómo se diagnostica la Sacroilitis?
El diagnóstico de esta patología se realiza mediante una historia clínica, exploración y una punción diagnóstica, ya que no existe ninguna prueba radiológica que nos indique si la sacroilíaca se encuentra afectada.
Historia clínica: antecedente —traumático o no— que levante la sospecha de posible sacroileitis.
Sintomatología.
Exploración física:
Punto de Fortin positivo: se trata de una palpación dolorosa de la articulación.
Stand leg test positivo: se produce dolor al cargar el propio peso del cuerpo en el lado afectado.
Maniobras de provocación de dolor en la articulación sacroilícaca.
Distracción.
Compresión
Faber.
Genslen.
Trigh Trust.
Si tres o más de estas maniobras son positivas, y la historia clínica y la exploración sugieren sacroileitis, se realizará la punción diagnóstica. Esta se lleva a cabo bajo anestesia local y en quirófano, y se trata de una punción con anestesia en el interior de la articulación.
Si tras la punción el dolor se reduce en un 50% o más, será entonces cuando se diagnostica la sacroileitis.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento de la sacroileítis debe estar orientado por el médico y tiene como objetivo aliviar los síntomas y disminuir las crisis por medio del uso de medicamentos, técnicas de alivio del dolor o con ejercicios de fisioterapia.
Los medicamentos que suelen prescribirse para esta alteración son analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares. En situaciones más graves, pueden aplicarse inyecciones de corticoides en la articulación, y en caso de infección por la presencia de microorganismos en la zona, el tratamiento se realiza con antibióticos.
En algunos casos, a pesar del tratamiento, las personas pueden padecer de varios episodios de inflamación a lo largo de la vida, más aún cuando hay una predisposición genética. Esto, en casos cuando hay un desnivel en la articulación de la cadera, que generalmente se agrava por la diferencia de longitud de las piernas cuando una es algunos centímetros más corta que la otra. Esta alteración termina produciendo una descompensación en las articulaciones de la columna, conduciendo a la persistencia de la sacroileítis, por lo que se recomienda el uso contínuo de una plantilla dentro del calzado para ajustar la altura de la pierna y disminuir la sobrecarga de la articulación.
Otras opciones de tratamiento pueden incluir la aplicación de compresas calientes y frías sobre la zona para aliviar el dolor y la inflamación, sesiones de fisioterapia para la reeducación postural y ejercicios de fortalecimiento y estiramiento.
Estilo de vida y remedios caseros
Los tratamientos caseros para el dolor producido por la sacroilitis son:
Analgésicos de venta libre. Los medicamentos como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB y otros) y el paracetamol (Tylenol y otros) pueden ayudar a aliviar el dolor relacionado con la sacroilitis. Algunos de estos medicamentos pueden producir malestar estomacal o problemas hepáticos o renales; la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration) hace poco reforzó las advertencias acerca de que el consumo de antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno, aumenta el riesgo de sufrir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Lee las etiquetas y consúmelos únicamente según las indicaciones.
Descanso. Modificar o evitar las actividades que empeoran el dolor ayuda a reducir la inflamación en las articulaciones sacroilíacas. Es importante tener una postura adecuada.
Hielo y calor. Alternar el hielo y el calor podría ayudar a aliviar el dolor en las articulaciones sacroilíacas
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