¿Qué es la insuficiencia renal?
Diferentes razones pueden provocar el mal funcionamiento renal, volviendo a uno o a los dos riñones incapaces de realizar con eficiencia las anteriores funciones. Nuestra función renal es como una carretilla con dos ruedas: si nos falta una, pero la otra está en buenas condiciones, podrá realizar adecuadamente su función, aunque ese único riñón deberá protegerse especialmente para que la “sobrecarga” a la que está sometido no le lleve a fracasar también. De esta forma, el fallo de un único riñón en una persona que tiene otro riñón sano no producirá insuficiencia renal, si bien sí deberá seguir ciertas precauciones, por ejemplo, pasados los sesenta años de edad o cuando tome fármacos.
Signos y síntomas
Los pacientes con una reserva renal levemente disminuida son asintomáticos. Incluso aquellos con insuficiencia renal leve a moderada pueden no presentar síntomas, a pesar de tener concentraciones elevadas de nitrógeno ureico y creatinina en sangre. A menudo se observa nocturia, principalmente debido a la incapacidad para concentrar la orina. Las primeras manifestaciones de la uremia suelen ser cansancio, fatiga, anorexia y disminución de la agudeza mental.
En la enfermedad renal más grave (p. ej., con una tasa de filtración glomerular estimada [eTFG] < 15 mL/min/1,73 m2), pueden presentarse síntomas neuromusculares, entre ellos, fasciculaciones groseras de los músculos, neuropatías sensoriales y motoras periféricas, calambres musculares, hiperreflexia, síndrome de piernas inquietas y convulsiones (en general, como resultado de la encelopatía hipertensiva o metabólica).
Casi en todos los casos se presentan anorexia, náuseas, vómitos, pérdida de peso, estomatitis y sabor desagradable en la boca. La piel puede adoptar un color pardo-amarillento. En ocasiones, la urea presente en el sudor se cristaliza sobre la piel (escarcha urémica). El prurito puede ser especialmente molesto. Una característica sobresaliente de la uremia crónica es la mala nutrición, que lleva al deterioro generalizado de los tejidos.
¿Cuáles son las causas de la insuficiencia renal?
Las afecciones que pueden generar a una insuficiencia renal aguda o crónica pueden incluir:
Insuficiencia renal aguda
Rabdomiolisis, daño renal que puede suceder a partir de la degradación muscular debido a la deshidratación severa, infección u otras causas
La disminución del flujo sanguíneo a los riñones a partir de la pérdida de sangre o shock
Una obstrucción en el tracto urinario
El síndrome urémico hemolítico, la obstrucción de los vasos pequeños en el riñón, a menudo, causada por una infección por E. Coli
Infección o ciertos medicamentos que pueden ser tóxicos para los riñones
La glomerulonefritis, una inflamación de las pequeñas unidades dentro del riñón, donde se limpia la sangre, pone en peligro la capacidad del riñón para filtrar la orina
Cualquier afección que afecte el flujo de oxígeno y sangre a los riñones, tales como ataque al corazón
Insuficiencia renal crónica
Nefropatía diabética, daño renal debido al alto nivel de azúcar en la sangre
Presión sanguínea alta
Lupus, una enfermedad del sistema inmunológico
Obstrucción de las vías urinarias
Síndrome de Alport, un trastorno genético
El síndrome nefrótico, una afección que genera a un exceso de proteínas en la orina
Enfermedad renal poliquística, un trastorno genético que causa quistes llenos de líquido en los riñones
Cistinosis, un problema genético en el cual el aminoácido se acumula dentro de las células en los riñones
Nefritis intersticial o pielonefritis, inflamación de las pequeñas estructuras en el riñón
¿Qué pasa si los riñones no funcionan bien?
Hay que señalar, que cuando hablamos de insuficiencia renal, estamos hablando de una alteración de la función de los 2 riñones o de uno en el caso de que solo se tenga un riñón. Decir también, que se puede vivir perfectamente con un solo riñón, pero es necesario asumir que el único riñón está realizando la función de los 2 y por tanto puede estar más predispuesto a desarrollar IRC si no lo cuidamos.
Cuando los riñones no funcionan bien, se produce una alteración en todas las funciones que le son propias y las manifestaciones tanto clínicas como analíticas, dependerán del grado de la perdida de función renal y si se trata de un problema agudo o crónico.
Cuando se produce una insuficiencia renal aguda (IRA), su corta duración no suele dar lugar a que se manifiesten todas las alteraciones clínicas de la falta de función renal, sin embargo, cuando las alteraciones son prolongadas en el tiempo, hablamos ya de una Insuficiencia renal crónica (IRC) y en este caso progresivamente irán apareciendo los síntomas y las alteraciones analíticas propias de esta situación.
A través de un sencillo análisis de sangre (urea y Creatinina) y orina (sedimento y Albumina), se puede conocer el grado de alteración de la función renal y saber si se trata de una insuficiencia renal aguda o crónica.
Tratamiento
El control de la presión arterial retrasará un mayor daño al riñón.
Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o los bloqueadores de los receptores de angiotensina (BRA) se emplean con mayor frecuencia.
El objetivo es mantener la presión arterial en o por debajo de 130/80 mm Hg.
Hacer cambios al estilo de vida como los siguientes puede ayudar a proteger los riñones y prevenir cardiopatía y ataque cerebral (accidente cerebrovascular):
NO fume.
Consuma comidas con un contenido bajo de grasa y colesterol.
Haga ejercicio regularmente (hable con su médico o enfermera antes de empezar).
Tome medicamentos para bajar el colesterol, si es necesario.
Mantenga controlado el nivel de azúcar en la sangre.
Evite ingerir demasiada sal o potasio.
Siempre hable con el especialista en riñones antes de tomar cualquier medicamento de venta libre. Esto incluye vitaminas, hierbas y suplementos. Asegúrese de que todos los proveedores de atención que usted visita sepan que padece ERC.
Otros tratamientos pueden incluir:
Medicamentos llamados fijadores de fosfato para ayudar a evitar los niveles altos de fósforo.
Hierro extra en la alimentación, comprimidos de hierro, hierro a través de una vena (hierro intravenoso) inyecciones especiales de un medicamento llamado eritropoyetina y transfusiones de sangre para tratar la anemia.
Calcio y vitamina D extra (siempre hable con su proveedor antes de tomarlos).
Su proveedor puede solicitarle que siga una dieta para la ERC especial.
Limitar los líquidos
Comer menos proteína
Restringir el fósforo y otros electrólitos
Obtener suficientes calorías para prevenir la pérdida de peso
Todas las personas con ERC deben mantener al día las siguientes vacunas:
Vacuna contra la hepatitis A
Vacuna contra la hepatitis B
Vacuna antigripal
Vacuna contra la neumonía (PPV, por sus siglas en inglés)
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