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¿Qué es el asma? Síntomas y sus causas. Aprende a superarlo

septiembre 10, 2021by Eiler F Bustamante0

¿Qué es el asma?

El asma es una afección que causa problemas para respirar. Los niños pueden toser, tener resuello, emitir “pitos” al respirar o faltarles el aliento. Esto ocurre porque las vías respiratorias que van hacia los pulmones se inflaman, se estrechan y se llenan de mucosidades.

Síntomas

Las crisis de asma varían en frecuencia e intensidad. Algunas personas que padecen asma no presentan síntomas la mayor parte del tiempo, solo episodios de ahogo leves, breves y ocasionales. Otras en cambio, tosen y tienen sibilancias casi continuamente y además sufren crisis graves después de una infección vírica, el ejercicio físico o la exposición a otros desencadenantes.

La sibilancia es el sonido que se produce cuando la persona exhala. En muchas personas, es posible que el único síntoma sea la tos (tos como variante de asma). Algunas personas que padecen asma producen una flema (esputo) clara y a veces pegajosa (mucoide).

En algunas personas, las crisis asmáticas ocurren principalmente por la noche (asma nocturno). Las crisis que ocurren durante la noche pueden indicar un asma mal controlado.

Causas

Irritaciones provocadas por polvo, cigarrillos y diversos humos o vapores.

Oroductos químicos (y otras sustancias) encontradas en los puestos de trabajo- es el llamado asma profesional.

Alergias al polen, medicinas, animales, ácaros del polvo de la casa o ciertos productos de alimentación, especialmente conservantes y colorantes.

El ejercicio, sobre todo en ambientes fríos o secos.

Emociones- las risas o gritos muy fuertes pueden provocar síntomas, al acentuar el estrés.

Medicinas- ciertas medicinas pueden provocar asma.

¿Quién puede padecer asma?

Aunque el asma puede aparecer a cualquier edad, es más común que debute en la infancia, edad en la que suele estar asociado a un componente alérgico.

Se asocian a la aparición de asma infantil los antecedentes de asma y tabaquismo en los padres, sobre todo en la madre.

En adultos es más común la asociación con sinusitis, pólipos nasales y sensibilidad a la aspirina o anti-inflamatorios relacionados con la aspirina.

También es habitual la inflamación bronquial, con la consiguiente hiperreactividad, en relación con ciertas exposiciones ocupacionales (polvo de madera, metales, compuestos orgánicos, resinas plásticas, etc).

 

¿Cómo suele evolucionar?

Muchos casos de la infancia mejoran con los años y llegan a desaparecer en la adolescencia. En otros se mantienen las crisis pero se controlan bien con la medicación. Pero en algunos empeoran, el aire queda atrapado en el pecho, se complican con infecciones respiratorias frecuentes, aparición de dilataciones de los bronquios (bronquiectasias) y casos muy severos, se denominan asma de difícil control y para resolverlas se precisan unidades especiales.

¿Cómo se diagnostica el asma?

En primer lugar, se debe analizar la historia clínica del paciente, prestando atención a los distintos síntomas (tos irritativa, sibilancias, sensación de opresión en el pecho), y valorar sus antecedentes familiares y personales de atopia. A continuación, se realiza una exploración física, que incluye una auscultación pulmonar para detectar la presencia de sibilancias.

En función de los resultados, se pueden realizar las siguientes pruebas para confirmar el diagnóstico:

Espirometría: es una prueba que permite conocer la capacidad pulmonar de una persona. Consiste en respirar por la boca a través de un pequeño tubo, y forzar la respiración al máximo para medir la cantidad de aire expulsado en el primer segundo y averiguar el grado de obstrucción de las vías aéreas.

Prueba broncodilatadora:  se realiza una espirometría tras administrar un broncodilatador. Si mejora la cantidad de aire expulsado, es probable que haya asma.

Prueba de provocación con metacolina o con aire frío: mide el grado de contracción de las vías aéreas mediante la inhalación de un medicamento como la metacolina o de aire frío, cuyo efecto se comprueba posteriormente con una espirometría.

Medición del flujo espiratorio máximo: el flujo espiratorio máximo (FEM) se mide con un dispositivo portátil y fácil de manejar (flujímetro), con el fin de evaluar la resistencia de la vía aérea, la fuerza de contracción de la musculatura respiratoria y la elasticidad pulmonar y de la pared torácica. El paciente debe coger el flujímetro, tomar una inspiración máxima, y seguidamente, hacer una espiración forzada, máxima, que puede ser corta.

Medición de la fracción de óxido nítrico exhalado (FENO): existe una asociación entre la inflamación eosinofílica de las vías respiratorias con el aumento del nivel de la FENO. Su medición en niños con síntomas de asma puede ayudar a apoyar el diagnóstico del asma y puede ser útil para guiar el tratamiento con corticoides inhalados en niños con asma.

Radiografías: generalmente, se trata de radiografías del tórax y de los senos paranasales.
PH-metría esofágica. Cuantifica el ácido que existe en el esófago mediante la colocación en el esófago de una sonda.

Pruebas de alergia cutáneas: como los prick-test, que consisten en introducir en la piel una cantidad ínfima del posible alérgeno que causa la alergia. Si éste provoca una reacción en la piel, entonces se considera que la persona tiene alergia a esa sustancia.

Desencadenantes del asma

La exposición a varios irritantes y a sustancias que desencadenan alergias (alérgenos) puede provocar signos y síntomas de asma. Los desencadenantes del asma varían de una persona a otra y pueden incluir los siguientes:

Alérgenos aerotransportados, como el polen, los ácaros del polvo, las esporas de moho, la caspa de animales o las partículas de residuos de cucarachas

Infecciones respiratorias, como un resfriado común

Actividad física

Aire frío

Contaminantes del aire e irritantes, como el humo

Ciertos medicamentos, incluidos los betabloqueadores, la aspirina y los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros) y el naproxeno sódico (Aleve)

Emociones fuertes y estrés

Sulfitos y conservantes añadidos a algunos tipos de alimentos y bebidas, entre ellos, camarones, frutas deshidratadas, papas procesadas, cerveza y vino

Enfermedad por reflujo gastroesofágico, un trastorno en el que los ácidos estomacales se acumulan en la garganta

 

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