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Osteomielitis

¿Qué es la osteomielitis?

La osteomielitis es una infección del hueso que afecta a entre 10 y 100 personas por cada 100,000 al año. Los huesos se pueden infectar de varias maneras: tras una cirugía, por una fractura o herida. También es posible que una infección en la sangre llegue a afectar al hueso. El riesgo de una infección en los huesos aumenta si has sido intervenido por una cirugía de cadera, tienes un sistema inmunológico debilitado o si padeces diabetes. La osteomielitis afecta tanto a niños como a adultos. En los niños, es más común tener osteomielitis aguda, que se desarrolla rápidamente en un período de siete a 10 días. En los adultos, especialmente las personas con diabetes, es más común padecer osteomielitis crónica.

¿Por qué se produce?

Por lo general, la infección se debe a un único organismo. Sin embargo, pueden producirse infecciones polimicrobianas (causadas por muchas bacterias u hongos diferentes), en especial en pacientes con diabetes. Las personas pueden desarrollar una infección en los huesos en cualquier etapa de la vida.

Síntomas

En la osteomielitis aguda, las infecciones de los huesos de las piernas y los brazos causan fiebre y, a veces, algunos días después, dolor en el hueso infectado. El área situada sobre el hueso puede estar dolorida, enrojecida, caliente e hinchada, y el movimiento puede resultar doloroso. La persona pierde peso y está cansada.

Cuando la osteomielitis procede de infecciones en los tejidos blandos cercanos o se debe a invasión directa por un microorganismo, el área que está sobre el hueso se hincha y se vuelve dolorosa. Pueden formarse abscesos en los tejidos circundantes. Estas infecciones pueden no causar fiebre.

De modo característico, la infección alrededor de una prótesis articular o un miembro artificial contaminados causa dolor persistente en la zona afectada.

La osteomielitis vertebral suele evolucionar gradualmente y causa dolores de espalda persistentes y respuesta dolorosa a la palpación de la zona afectada. El dolor empeora con el movimiento y no se alivia con el reposo, con la aplicación de calor ni con la administración de analgésicos. Las personas afectadas a menudo no presentan fiebre, que generalmente es el signo más obvio de una infección.

Si el tratamiento de la osteomielitis no tiene éxito, se puede desarrollar osteomielitis crónica. La osteomielitis crónica es una infección persistente que cuesta mucho de eliminar. En algunas ocasiones, la osteomielitis crónica pasa inadvertida durante mucho tiempo, sin causar síntomas durante meses o años. Con mayor frecuencia, la osteomielitis crónica causa dolor óseo, infecciones recurrentes en los tejidos blandos sobre el hueso y supuración purulenta constante o intermitente a través de la piel. Estas supuraciones se producen cuando se forma un paso (trayecto fistuloso) desde el hueso infectado hasta la superficie de la piel y el pus supura a través de él.

 

Causas de la osteomielitis

Las bacterias pueden infectar los huesos de varias formas diferentes. Por ejemplo:

Las bacterias pueden llegar al hueso a través del torrente sanguíneo desde otras áreas infectadas del cuerpo. Esto se conoce como osteomielitis hematógena. Es la forma más frecuente de contraer infecciones en los huesos.

Otra forma de contraer la osteomielitis es a través de una infección directa, cuando la bacteria entra en una herida y luego llega al hueso (como después de sufrir una lesión o de someterse a una operación). Las fracturas abiertas (cuando el hueso que se rompe desgarra la piel) son el tipo de lesiones que provocan osteomielitis más a menudo.

A veces, las bacterias pueden venir de una infección cercana. Por ejemplo, una infección no tratada en la piel o en una articulación se puede extender a un hueso.

Pruebas y exámenes

El proveedor de atención médica lo examinará y le preguntará acerca de sus síntomas. El examen puede mostrar sensibilidad y posible hinchazón y enrojecimiento en la zona alrededor del hueso.

Las pruebas incluyen:

  • Hemocultivos
  • Biopsia de hueso (la muestra se cultiva y se examina con un microscopio)
  • Gammagrafía del hueso
  • Radiografía del hueso
  • Hemograma o conteo sanguíneo completo (CSC)
  • Proteína C reactiva (PCR)
  • Tasa de sedimentación eritrocítica (ESR)
  • MRI del hueso
  • Aspiración por punción de la zona de los huesos afectados

 

Factores de riesgo

Normalmente, los huesos son resistentes a las infecciones, pero esta protección disminuye a medida que envejeces. Otros factores que pueden hacer que los huesos sean más vulnerables a la osteomielitis pueden incluir los siguientes:

Lesión reciente o cirugía ortopédica

Una fractura de hueso grave o una herida profunda por punción les da a las bacterias una vía para entrar al hueso o tejido cercano. Una herida profunda por punción, como la mordedura de un animal o la perforación de un clavo a través del calzado, también puede proporcionar una vía para la infección.

La cirugía para reparar huesos rotos o para reemplazar articulaciones desgastadas también puede abrir una vía para que los gérmenes ingresen al hueso. Un implante ortopédico es un factor de riesgo para la infección.

Trastornos de la circulación

Cuando se dañan o se obstruyen los vasos sanguíneos, el cuerpo tiene dificultades para distribuir las células que combaten infecciones y evitan que proliferen las infecciones pequeñas. Lo que comienza como un corte pequeño puede evolucionar y convertirse en una úlcera profunda que expone el tejido inferior y los huesos a las infecciones.

Las enfermedades que deterioran la circulación sanguínea incluyen las siguientes:

Diabetes mal controlada

Enfermedad arterial periférica, a menudo relacionada con el tabaquismo

Enfermedad de células falciformes

 

Prevención

La forma más fácil de prevenir la osteomielitis es practicar la buena higiene. Se deben limpiar muy bien todos los cortes y las heridas, en especial las heridas profundas. Lave la herida con agua y jabón, manténgala debajo del agua corriente durante al menos 5 minutos para lavarla.

Para mantener la herida limpia después, cúbrala con gasa estéril o una tela limpia. También puede aplicar una crema antibiótica de venta libre, pero lo más importante es mantener limpia el área. Las heridas deberían comenzar a cerrar dentro de las 24 horas y deberían curarse por completo dentro de una semana. Si una herida tarda demasiado tiempo en curarse o le causa dolor extremo a su hijo el médico debe revisarla.

 

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