Iritis
La principal función del iris es regular la cantidad de luz que llega a la retina y como tal, está ubicado en la parte frontal del tracto uveal del ojo, mientras el cuerpo ciliar y la coroides quedan detrás de él.
La iritis, también conocida como uveítis anterior, es una inflamación interna del ojo que afecta principalmente a esta zona, pudiendo producir enrojecimiento del globo ocular, dolor, sensibilidad a la luz, lagrimeo y visión borrosa.
Causas
La uveítis anterior es común en los adultos jóvenes entre los 20 y 50 años de edad. No obstante, también puede presentarse en los niños y los adolescentes. El origen de esta afección es muy variado, lo que dificulta el diagnóstico inicial.
Se estima que la iritis puede ser desencadenada por factores externos, como traumatismos e infecciones, así como también por alteraciones endógenas, propias del globo ocular o resultado de afecciones sistémicas. Unos orígenes habituales son los traumatismos contundentes de alta intensidad y las lesiones corto penetrantes.
Por otro lado, dentro de las causas de la iritis por afecciones no traumáticas destacan las siguientes:
Infección por virus del Herpes Zoster.
Toxoplasmosis.
Tuberculosis.
Sífilis.
VIH/SIDA.
Artritis reactiva o psoriásica.
Enfermedad intestinal inflamatoria.
Sarcoidosis.
Sindrome de Reiter.
Enfermedad de Lyme.
Medicamentos, como rifabutina y cidofovir.
Síntomas de la iritis
Puede que tenga síntomas en uno o ambos ojos. Los síntomas van de leves a graves y pueden incluir lo siguiente:
Dolor de ojo
Enrojecimiento
Sensibilidad a la luz
Algo de pérdida de la visión
Dolor de cabeza
Pupilas con formas irregulares
Puede que tenga un único episodio de iritis. Pero si su iritis se debe a una enfermedad inflamatoria, es posible que tenga iritis más de una vez. También puede que tenga síntomas más graves.
Diagnóstico
El oftalmólogo te hará un examen ocular completo, que incluye lo siguiente:
Examen externo. El médico puede usar una linterna para observarte las pupilas, observar el patrón de enrojecimiento en uno o ambos ojos y verificar si hay signos de secreción.
Agudeza visual. El médico te evalúa la agudeza de la visión usando una tabla optométrica y otras pruebas estándar.
Examen con lámpara de hendidura. Usando un microscopio especial con una luz, el médico observa el interior del ojo en busca de signos de iritis. Dilatar la pupila con gotas para los ojos le permite al médico ver mejor el interior del ojo.
Si el oftalmólogo sospecha que una enfermedad o afección está causando la iritis, puede trabajar con el médico de atención primaria para determinar la causa de fondo. En ese caso, las pruebas adicionales pueden incluir análisis de sangre o radiografías para identificar o descartar causas específicas.
¿Cómo se trata la iritis?
Su tratamiento dependerá de la causa y gravedad de su iritis. En condiciones ideales, el tratamiento debería comenzar lo antes posible para ayudar a prevenir el empeoramiento de la iritis y el daño potencial al tejido ocular. Los posibles tratamientos incluyen:
Antibióticos para tratar una infección bacteriana de su ojo
Medicamentos antivirales para tratar una infección viral de su ojo
Medicamentos esteroides para tratar la inflamación
Gotas para los ojos para dilatar su ojo (puede prevenir algunas complicaciones)
En casos infrecuentes, otros medicamentos inmunodepresores, como la ciclosporina o el etanercept
Su proveedor puede elegir darle algunos de estos medicamentos en forma de gotas para los ojos, por boca (orales), por vía intravenosa o por medio de una inyección alrededor de su ojo.
Usted podría necesitar una cirugía para tratar ciertas complicaciones derivadas de la iritis, como cataratas o glaucoma.
Factores de riesgo
Tu riesgo de sufrir iritis aumenta si:
Tienes una alteración genética específica. Las personas con un cambio específico en un gen que es esencial para el funcionamiento saludable del sistema inmunitario tienen más probabilidades de sufrir iritis. Este cambio se denomina HLA-B27.
Contraes una infección de transmisión sexual. Ciertas infecciones, como la sífilis o el VIH/SIDA, están relacionadas con un riesgo significativo de iritis.
Tienes un sistema inmunitario debilitado o un trastorno autoinmunitario. Esto incluye afecciones como espondilitis anquilosante y artritis reactiva.
Fumas tabaco. Los estudios han demostrado que fumar contribuye al riesgo.
Posibles complicaciones
Las complicaciones pueden incluir:
Cataratas
Líquido dentro de la retina
Glaucoma
Pupila irregular
Desprendimiento de retina
Pérdida de la visión
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