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Hiperhidrosis

marzo 19, 2022by Busta Soft0

Hiperhidrosis

Una de las funciones principales del sudor es regular la temperatura corporal. Sin embargo, cuando el sudor se produce en exceso, y va más allá de las necesidades fisiológicas, hablamos de hiperhidrosis, y ésta puede afectar a cualquier parte del cuerpo.

Tipos

Se suelen distinguir la hiperhidrosis en función de sus causas:

Primarias: Las que aparecen sin causas evidentes que la originen. Este tipo de hiperhidrosis tiene un componente genético, lo que significa que hay cierta predisposición a desarrollarla. “Cuando se presenta una hiperhidrosis primaria, se calcula que más o menos en la mitad de los casos hay antecedentes familiares de este mismo problema”, explica Del Boz, quien también es vicepresidente de la sección andaluza de la AEDV.

Secundarias: Las que obedecen a causas externas.

Además, se distingue en función de su localización:

Hiperhidrosis generalizada: puede afectar a gran parte de la superficie corporal.

Hiperhidrosis focal o localizada: son las más frecuentes. En ellas, el sudor se produce en zonas concretas, especialmente en aquellas con gran cantidad de glándulas sudoríparas ecrinas, como son las palmas de las manos, las plantas de los pies o las axilas.

Lo más frecuente es que se produzcan casos de hiperhidrosis primarias y localizadas.

¿Cuáles son los síntomas de la hiperhidrosis?

La hiperhidrosis puede ocasionar una discapacidad en el trabajo y en el ámbito social, ya que el sudor puede llegar a empapar la ropa, los utensilios del trabajo e incluso a gotear y mojar el suelo.

Además de estas molestias, se producen otras complicaciones como:

Maceración.

Mal olor o bromhidrosis.

En las plantas de los pies, sobreinfección cutánea por bacterias (queratolisis picada).

En las palmas de las manos, favorece el desarrollo de dishidrosis y de dermatitis de contacto, además de ocasionar manos frías y cianóticas.

Los síntomas más frecuentes de la hiperhidrosis son:

Sudoración excesiva.

Mal olor.

Sobreinfección de la piel.

Causas

La hiperhidrosis secundaria se presenta cuando la sudoración excesiva se debe a una enfermedad. Es el tipo menos frecuente. Es más probable que provoque sudoración en todo el cuerpo. Los trastornos que pueden provocar sudoración intensa comprenden los siguientes:

Diabetes

Sofocos en la menopausia

Problemas en las glándulas tiroideas

Nivel bajo de azúcar en sangre

Algunos tipos de cáncer

Ataque cardíaco

Trastornos del sistema nervioso

Infecciones

Diagnóstico

Durante la consulta, el médico te preguntará acerca de tu historia clínica y los síntomas. Es posible que también te hagan una exploración física o pruebas para evaluar mejor la causa de la enfermedad.

Análisis de laboratorio

El médico puede recomendarte análisis de sangre, orina u otros análisis de laboratorio para determinar si la sudoración se produce a causa de otra enfermedad, como tiroides hiperactiva (hipertiroidismo) o nivel bajo de azúcar en sangre (hipoglucemia).

¿Cuál es el tratamiento de la hiperhidrosis?

Las hiperhidrosis importantes deben ser investigadas y, si se identifica una causa secundaria, tratadas en consecuencia. El tratamiento de la hiperhidrosis incluye:

Utilización de desodorantes. No reducen la transpiración pero evitan el mal olor corporal.

Utilización de antitranspirantes. Taponan los conductos sudoríparos. En general los de primera línea utilizan en su composición concentraciones elevadas, del 10 al 15%, de hexahidrato de cloruro de aluminio que se aplica fundamentalmente en las axilas. Se administran por la noche durante varios días seguidos (entre 7 y 10) para utilizarse posteriormente una vez a la semana o incluso cada varias semanas. Pueden irritar la piel (lo que puede solucionarse utilizando cremas de corticoides en la zona) y estropear la ropa. No suelen ser eficaces para tratar la sudoración excesiva de las palmas de las manos y las plantas de los pies.

Anticolinérgicos en forma de crema o pastillas (glicopirrolato y otros). Reducen la producción de sudor por las glándulas sudoríparas pero también por otras glándulas corporales (lacrimales, salivares) por lo que producen diversos efectos adversos. Por este motivo no son muy usados.

Iontoforesis. Se utiliza para reducir la sudoración de las palmas de las manos y de las plantas de los pies. Consiste en la aplicación de una corriente eléctrica a estas zonas del cuerpo, a través de agua. Dicha corriente permite cerrar las glándulas sudoríparas. Inicialmente se dan varias sesiones semanales, entre 2 y 3, de unos 15 minutos de duración, hasta un total de unas 10 o 12 sesiones. Posteriormente se dan sesiones de mantenimiento, una sesión cada 1 a 3 semanas. Puede producir ampollas y agrietamiento de la piel.

Inyección de toxina botulínica (Botox). La toxina botulínica o botox se puede usar para reducir la sudoración de las axilas. Su inyección en los nervios de la zona reduce la sudoración durante varios meses. Es dolorosa. Si bien algunos médicos utilizan el botox para tratar el exceso de sudoración en las palmas de las manos y las plantas de los pies, su eficacia parece menor a este nivel.

Simpatectomía torácica endoscópica. Consiste en destruir los nervios responsables del control del sudor en los brazos. Para ello se introduce un endoscopio cerca de la axila, entre dos costillas, para destruir estos nervios. Se utiliza fundamentalmente para tratar el sudor de las manos y, más recientemente, se utiliza también para tratar la sudoración excesiva de la cara, siendo menos eficaz para la sudoración de axilas. El procedimiento es sencillo, pero con potenciales complicaciones graves por lo que su recomendación se limita a casos graves.

 

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