Cura de heridas
Una herida es una ruptura o abertura en la piel. La piel protege el cuerpo de los microbios. Cuando la piel se rompe, incluso durante una cirugía, los microbios pueden ingresar y causar infec
ción. Las heridas ocurren a menudo a causa de un accidente o lesión.
Las heridas sanan por etapas. Cuanto más pequeña sea la herida, más rápidamente sanará. Cuanto más grande o más profunda sea la herida, más tiempo puede tardar en sanar. Cuando usted se hace una cortadura, una raspadura o una punción, la herida sangra.
- La sangre comenzará a coagularse al cabo de unos cuantos minutos y detendrá la hemorragia.
- Los coágulos de sangre se secan y forman una costra, lo cual protege de microbios el tejido que está por debajo.
- No todas las heridas sangran. Por ejemplo, las quemaduras, algunas heridas punzantes y las úlceras de decúbito no sangran.
- Una vez que se forma la costra, el sistema inmunitario del cuerpo entra en acción para proteger la herida de infección.
- La herida se vuelve ligeramente hinchada, roja o rosada y sensible.
- También se puede ver algo de líquido transparente supurando de la herida. Este líquido ayuda a limpiar la zona.
- Los vasos sanguíneos se abren en la zona, así que la sangre puede llevar oxígeno y nutrientes a la herida. El oxígeno es esencial para la sanación.
- Los glóbulos blancos ayudan a combatir las infecciones a causa de microbios y comienzan a reparar la herida.
- Esta etapa tarda alrededor de 2 a 5 días.
- El crecimiento y reconstrucción del tejido ocurren luego.
- En las siguientes tres semanas más o menos, el cuerpo repara los vasos sanguíneos rotos y crece nuevo tejido.
- Los glóbulos rojos ayudan a crear el colágeno, que son fibras duras y blancas que forman la base para el nuevo tejido.
- La herida empieza a llenarse con tejido nuevo, llamado tejido de granulación.
- Se comienza a formar nueva piel sobre este tejido.
- A medida que la herida sana, los bordes tiran hacia adentro y la herida se hace más pequeña.
- Se forma una cicatriz y la herida se vuelve más fuerte.
¿Cómo cuidar una herida?
- Valorar la gravedad de la herida
- Es necesario saber si la herida es leve y, por lo tanto, puede ser tratada por el padre, la madre o la persona responsable del niño, o si, por el contrario, se trata de una herida más grave que necesita la intervención de un especialista. Se debe acudir al médico en los siguientes casos:
- Cuando a pesar de hacer presión la hemorragia no se detiene o si, una vez detenida, la herida vuelve a sangrar.
- Cuando no se puede limpiar la herida correctamente o si hay algún tipo de objeto en su interior (si el objeto es muy grande, es mejor no retirarlo ni moverlo).
- Si la herida es grande o profunda y se sospecha que podría necesitar puntos de sutura.
- Cuando la lesión ha sido causada por la mordedura de algún animal u otra persona, ya que puede ser necesaria la administración de una vacuna antitetánica y de antibióticos.
- Si la herida afecta a zonas sensibles, como la cara o los genitales.
- Por otro lado, una herida se caracteriza por interferir en la integridad de la piel, y puede ser producida por agentes externos (objetos punzantes, piedras, el propio calzado, etcétera) o internos (rotura de un hueso, una prótesis metálica, etcétera), por lo que no siempre es abierta y sangra al exterior: hay otro de tipo de heridas, como las ampollas o los hematomas, que son producidos por algún golpe u otra causa.
- Detener la hemorragia
- Si la herida sangra, el primer paso es detener la hemorragia aplicando presión. Es muy importante lavarse bien las manos antes de manipularla para evitar infecciones. La hemorragia se debe detener comprimiendo y haciendo presión con una gasa o un material que no tienda a deshacerse y soltar algodón, hasta que se forme un coágulo y deje de sangrar. Si la herida se ha producido en una extremidad, se puede elevar para disminuir el flujo sanguíneo. También es importante mostrar calma y serenidad delante del niño, ya que su reacción puede depender mucho de la de las personas que le rodean.
- Limpiar la herida
- Es muy importante limpiar la herida para evitar que se produzcan infecciones. Se puede lavar la lesión con agua corriente o suero fisiológico. Se debe procurar limpiar la herida desde el centro hacia los bordes, para no acumular restos de suciedad en la lesión. No se debe frotar la herida para quitar la suciedad, es decir, hay que limpiarla con cuidado; tampoco es conveniente usar jabón de sosa o casero, ya que este producto es bueno para lavar materiales inertes pero, al usarlo en el cuerpo humano, altera la flora que se encarga de mantener el pH ácido de la piel que sirve de protección ante las infecciones.
- Desinfectar la herida
- Se debe desinfectar la herida aplicando antisépticos, como clorhexidina o povidona yodada, que tienen un efecto desinfectante y fungicida.
- Cubrir la herida
- Aunque existe la creencia de que las heridas curan mejor al aire libre, las lesiones deben cubrirse para evitar infecciones provocadas por agentes bacteriológicos del exterior; además, el efecto de los rayos solares puede producir una inflamación de la zona de la herida y traer consecuencias negativas en su cicatrización.
- Vigilar la evolución de la lesión
- Es conveniente vigilar la herida durante las 24-48 horas posteriores al momento en que se produjo la lesión, con el fin de detectar si existen signos que puedan indicar que hay infección (calor, dolor, enrojecimiento, secreción de pus, fiebre, etcétera). Una vez transcurrido ese tiempo, el riesgo de infección disminuye y lo más normal es que la herida se cure y cicatrice sin problemas. En ocasiones, la herida es más grave y necesita curas que incluyen la limpieza, desinfección y cubrimiento; las repeticiones de las curas estarán espaciadas en el tiempo en función de factores como el dolor, el tipo de apósito, la infección o la cantidad de exudado.